Por Enrique Vidal Olascoaga. Es hoy un momento histórico -además de histérico-; el presente es tierra fértil para la germinación de racionalidades alternativas a las hegemónicas, donde la palabra sincera, sensible y empática sea más que un eco, y transforme esta realidad que nos oprime, que nos libere de nuestra propia vergüenza. Es ocasión para la inclusión social y la creatividad colectiva, a partir de revalorar el poder de la palabra y la sutileza de nuestra acción.
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