
Las lágrimas del Checo
Precisamente por ese gesto, llorar en el podio del Gran Premio de Mónaco que ganó el domingo pasado, Sergio, el Checo Pérez se está convirtiendo prontamente en un nuevo ídolo deportivo mexicano. Y no necesariamente por la sencillez -que en parte sí lo expresa cuando se rinde emocionalmente a la hora de escuchar el himno nacional- sino por la forma en que pondera ese acto en donde, que se sepa, nadie ha llorado cuando recibe el galardón de una carrera sin haber ganado el campeonato total de la Fórmula 1.