Artículos publicados por: María Gabriela López Suárez

Se sentó en una de las bancas, al tiempo que iba moderando su respiración para recuperar el aliento y seguir corriendo. Observó el árbol que le daba cobijo, era grande y con mucho follaje. De pronto, su mirada se detuvo en la jardinera de cemento que rodeaba al árbol.

Los detalles cotidianos

Se sentó en una de las bancas, al tiempo que iba moderando su respiración para recuperar el aliento y seguir corriendo. Observó el árbol que le daba cobijo, era grande y con mucho follaje. De pronto, su mirada se detuvo en la jardinera de cemento que rodeaba al árbol.

Matilde se organizó bien el fin de semana, dejó a sus hijos con Renato, su esposo, para poder ir a visitar a su tío Alfonso, quien había tenido una fractura en el pie. Se fue tempranito para que estuviera de regreso a casa por la tarde, le daba pendiente viajar sola en carretera.

Nostalgia al atardecer

Matilde se organizó bien el fin de semana, dejó a sus hijos con Renato, su esposo, para poder ir a visitar a su tío Alfonso, quien había tenido una fractura en el pie. Se fue tempranito para que estuviera de regreso a casa por la tarde, le daba pendiente viajar sola en carretera.

Febrero es el mes de la radio,  la celebración del Día Mundial de la Radio es el 13 de febrero. Para mí es el medio que no pasa de moda y que se ha transformado y adaptado a través del tiempo, de los espacios y de las necesidades de los grupos, de las sociedades.

Una fiel compañera

Febrero es el mes de la radio,  la celebración del Día Mundial de la Radio es el 13 de febrero. Para mí es el medio que no pasa de moda y que se ha transformado y adaptado a través del tiempo, de los espacios y de las necesidades de los grupos, de las sociedades.

Samuel salió a su encuentro, le preguntó qué hacía. Jazmín le dijo que ese día comerían chilaquiles. Los ojos del niño brillaron más que de costumbre.

Valorar lo que se tiene

Samuel salió a su encuentro, le preguntó qué hacía. Jazmín le dijo que ese día comerían chilaquiles. Los ojos del niño brillaron más que de costumbre.

El reloj de la sala hizo sonar sus campanadas, Bianca volteó a ver la hora, justo eran cuarto para las seis de la tarde. Ese día debía ir por el saco que había llevado a la tintorería hace más de una semana.

Volar, volar

El reloj de la sala hizo sonar sus campanadas, Bianca volteó a ver la hora, justo eran cuarto para las seis de la tarde. Ese día debía ir por el saco que había llevado a la tintorería hace más de una semana.


Mientras realizaba sus compras en la plaza del pueblo Rosalía encontró a un vendedor de flores, ella no llevaba en su lista la compra de alguna flor. Sin embargo, el señor insistió hasta convencerla, se decidió por un pequeño rosal. El vendedor aseguró que el color de las rosas era rojo, que ya lo vería cuando florecieran.

Florecer

Mientras realizaba sus compras en la plaza del pueblo Rosalía encontró a un vendedor de flores, ella no llevaba en su lista la compra de alguna flor. Sin embargo, el señor insistió hasta convencerla, se decidió por un pequeño rosal. El vendedor aseguró que el color de las rosas era rojo, que ya lo vería cuando florecieran.

Cerró los ojos mientras degustaba Feeling good de Nina Simone, al tiempo que pensaba líneas y formas, siempre presentes en nuestras vidas.

Líneas y formas

Cerró los ojos mientras degustaba Feeling good de Nina Simone, al tiempo que pensaba líneas y formas, siempre presentes en nuestras vidas.

Prendió la hornilla de la estufa a fuego medio, al tiempo que ella repetía en su interior, creer en sí mismo, creer en sí mismo. Cerró los ojos y visualizó a su abuelito Mateo degustando el platillo.

Creer en sí mismo

Prendió la hornilla de la estufa a fuego medio, al tiempo que ella repetía en su interior, creer en sí mismo, creer en sí mismo. Cerró los ojos y visualizó a su abuelito Mateo degustando el platillo.

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Die Zeit

El día primero del nuevo año despertó a Gregoria, el sol fue quien le dio los buenos días, sus rayos se reflejaban directamente sobre la ventana de su habitación. Se cubrió el rostro con la cobija, quería quedarse dormitando unos minutos más. Echó un vistazo al reloj, eran las 8,30 horas. Decidió levantarse. Se lavó el rostro con cuidado y esmero, como si fuera un ritual. Se miró al espejo y sonrió.  Era una linda manera de iniciar el año, con vida y con entusiasmo.