El candidato independiente seguro lo es, pero solo de las instituciones políticas. Porque si tomamos en cuenta dos armas fundamentales para el oficio político y electoral, su independencia puede ser cuestionada. Estas son los recursos materiales y financieros que lo respaldan y en segundo lugar, la base electoral. En ese escenario, el peligro de que la delincuencia organizada financié campañas es latente, también de que los poderes fácticos lancen candidatos a modo para salvaguardar sus intereses.
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