
La esperanza, el amor y la guerra
Tucídides: “Entre otras muchas crueldades, hicieron una muy grande, que fue entrar en las escuelas donde estaban los niños y escolares aprendiendo, y que eran en gran número, y los mataron a todos»
Tucídides: “Entre otras muchas crueldades, hicieron una muy grande, que fue entrar en las escuelas donde estaban los niños y escolares aprendiendo, y que eran en gran número, y los mataron a todos»
Se sentó en una de las bancas, al tiempo que iba moderando su respiración para recuperar el aliento y seguir corriendo. Observó el árbol que le daba cobijo, era grande y con mucho follaje. De pronto, su mirada se detuvo en la jardinera de cemento que rodeaba al árbol.
Entendí que él no podía encontrar ninguna calma estoica como quizá alguno de sus antepasados esclavizados por el hacendado Domingo Betharte, el dueño de los tristemente famosos almacenes donde estaban los reconcentrados de Weyler.
El Super Bowl es el evento masivo más visto del año. No nada más en el campo deportivo, sino en todos los que tienen que ver con la cultura popular y de masas. En esta versión, poco más de 100 millones de personas vieron el encuentro de futbol americano, pero no únicamente el juego en sí, sino todo lo que conlleva a la hora de desplegar la maquinaria del deporte por excelencia de los Estados Unidos.
Si en algún lugar de México las Universidades son estratégicas, ese lugar es Chiapas. Por supuesto, la Universidad es un centro de pensamiento y creación de conocimiento que es vital en cualquier parte. Pero hay particularidades.
Matilde se organizó bien el fin de semana, dejó a sus hijos con Renato, su esposo, para poder ir a visitar a su tío Alfonso, quien había tenido una fractura en el pie. Se fue tempranito para que estuviera de regreso a casa por la tarde, le daba pendiente viajar sola en carretera.
Conde de Lautréamont: “Tomáis en serio el cómico rebuzno de vuestra alma”
A pesar de sentirse aisladas, deprimidas, ansiosas y aterrorizadas, a las comunidades universitarias les queda un recurso que nadie puede secuestrarles: la ironía.
Como me niego a pensar que los obreros petroleros terminen por adorar y hacer objeto de culto a los dirigentes que han tenido, insistía ante mis interlocutores que alguna racionalidad debía explicar semejante comportamiento.