Karen Vallecillo, Deyra Elizabeth y Santa María Rosales, originarias de Honduras, se conocieron en prisión, cuando el gobierno del estado de Chiapas las acusó injustamente del delito de trata de personas. Analizaron y vieron la coincidencia que tenían en las faltas al debido proceso en cada uno de sus casos. Se organizaron para su defensa, y hace tres meses lograron su libertad y la madrugada del sábado, la de cinco mujeres más. Su reto ahora es conseguir la excarcelación de otras mujeres migrantes a las que la justicia mexicana les falló.
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