Primero licué arándanos y almendras, así, en seco. En la ollita de calentar la leche puse sólo un poco de leche y mantequilla (porque sale muy dura del refri). Puse todo en la licuadora, también la harina, una que me recomendó mi tía Jemima. Sólo faltaba el huevo. Había varios en la huevera, una de alambre de acero, que tiene la figura de un pato. Cogí un huevo. Presentí que estaba descompuesto, porque se había pegado en el papel que pongo de fondo. Para no fallar pensé en ponerlo antes en una tacita. ¡Y taz! el golpecito; y ¡¡PLOOOM el […]
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