A propósito de un libro de Joaquín Vásquez Aguilar
En esos instantes en que el sol se despide y empieza la penumbra que anuncia la llegada de la noche, mi hermanita Mari Carmen me mostraba el “Café de la Mari” un 12 de marzo de este año. Una olla hirviente de tamales frente a la puerta nos recibía además de la bienvenida de la persona que labora en ese sitio tan singular situado en Tuxtla Gutiérrez.











