Escrutinio Público

A los chiapanecos nada nos gusta, todo nos puede, negro es nuestro proceder. Si hace frío, porque hace tanto; si hace calor, nos cansamos de achicharrarnos; si hay viento, no soportamos tanto polvo; cuando viene la lluvia, ya no queremos mojarnos. En la víspera añoramos al temporada climática a venir, pero después ya no queremos saber nada de ella.

Lluvia de mayo

A los chiapanecos nada nos gusta, todo nos puede, negro es nuestro proceder. Si hace frío, porque hace tanto; si hace calor, nos cansamos de achicharrarnos; si hay viento, no soportamos tanto polvo; cuando viene la lluvia, ya no queremos mojarnos. En la víspera añoramos al temporada climática a venir, pero después ya no queremos saber nada de ella.

El Estado laico es una de las herencias más valiosas de toda la ruta de luchas que ha sostenido el pueblo de México. Fue precisamente un presidente muy invocado en estos días quien llevó a cabo la separación legal entre la Iglesia y el Estado. Si bien en la época en que Juárez logró este importante paso en la consolidación política del Estado Nacional Mexicano, la Iglesia quería decir “católica”, se entiende que lo que se separaba eran los ámbitos de la vida pública con los de la vida privada.

El Estado laico: base de México

El Estado laico es una de las herencias más valiosas de toda la ruta de luchas que ha sostenido el pueblo de México. Fue precisamente un presidente muy invocado en estos días quien llevó a cabo la separación legal entre la Iglesia y el Estado. Si bien en la época en que Juárez logró este importante paso en la consolidación política del Estado Nacional Mexicano, la Iglesia quería decir “católica”, se entiende que lo que se separaba eran los ámbitos de la vida pública con los de la vida privada.

© Cuatro soberbios burros. Tomado de: https://bucker125.wordpress.com/2017/04/23.

Tina y las piedras voladoras

Esta demonia entonces, la famosa Tina, además de llevar agua, siempre cargaba algunas lajas en los cántaros. Los descargaba en la cocina, ponía el agua en la tinajona que descansaba oronda sobre el piso, apartaba las piedras que llevaba —todas redondas, azules, livianas y del mismo tamaño—, escondía las piedras en las bolsas del delantal y luego se iba al patio, en donde las guardaba al pie de un cocotero.